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16 septiembre 2011

Mauricio Silva habla de la gastronomía en Cartagena

Mi querida Cartagena se queda corta en servicio. 
Algo tendremos que hacer los cartageneros para mejorar la atención y elevar los estándares que exige el turismo nacional e internacional que visita la ciudad durante todo el año.
                       
Aqui todo el artículo:


Mauricio Silva también renueva su columna con ácidos comentarios sobre la cocina local.

Hace rato que los precios de la comida en el centro histórico de Cartagena se desbordaron.
La ciudad cada vez más -y cada vez con más locura-, moldea un turismo de alto turmequé que, a punta de euros y dólares, sostiene la economía del sector.
Sin embargo, el hecho de que todo sea escandalosamente costoso no sería un problema si la calidad del producto fuese superior. Lo grave del asunto es que la oferta, en su gran mayoría, está lejísimos de ser suculenta.
Uno entiende que el arriendo y los proveedores están por las nubes en La Heroica. Pero aquí hay dos puntos fundamentales que hacen que esto no valga lo que piden: 1. La cocina, en general, poco sorprende y es regular. 2. El servicio, en particular, es de mediocre para abajo (para nadie es un secreto que el mesero caribe es un artista para hacerse el loco).
Lo no recomendable:
- El 99,9 por ciento de lo que sirven en la plaza Santo Domingo es 'chimbísimo' (y a eso hay que sumarle el ruido y el agite). Caro y malo.
- Exceptuando un par de pizzas del señor Juan del Mar, el sushi razonable de Teriyaki y ese localito cheverísimo que se llama La cevichería, lo de la plaza de San Diego es inaceptable para lo que uno paga.
- Lo de la plaza San Pedro, que es un solo restaurante que se llama así, también resulta muy poco especial. No alcanza ni siquiera a ser rico.
- El Santísimo es carísimo.
- La Enoteca ofrece comida admisible a precios de monarquía.
- El símbolo de marras, La vitrola, pasó de ser un lugar chévere para convertirse en un punto arribista y clasista.
Lo recomendable:
- El restaurante Don Juan es un lugar de buen fogón, moderno, versátil y acogedor.
- En la terraza del Hotel Santa Clara se come bien pero hay que tener fondos suficientes.
- Carísimo -tirando a 'recarísimo'-, el lujoso local 1621 puede ser el único restaurante de alta cocina en la ciudad. Muy rico y muy lírico, para momentos más que especiales (Hotel Santa Clara).
- Le Bistró, de un holandés, es chévere y pagable.
- 8-18, sin ser exactamente barato, sostiene un excelente nivel desde que abrió hace 7 años.
- La Perla, mezcla de Italia y Perú, es realmente delicioso.
- Cara pero muy buena, Mila es la más sabrosa pastelería de la ciudad.
- Ojo a los helados de la gelatería Paradiso.
- Y por último, el más gustoso y auténtico restaurante de Cartagena se llama La cocina de Pepina (pero queda en Getsemaní).

http://www.eltiempo.com/carrusel/cartagena-y-los-escandalosos-precios-de-su-gastronoma_10373029-4

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