Animalitos, objetos, sorpresas descabelladas que uno mismo quiere ver, y pasan las horas y sigo callada dibujando nubes como quien dibuja en un papel. De repente un olor a dulce, este sentimiento de la infancia, de los días felices soleados, llenos de globos, burbujas y algodón de azúcar, regresa para recordarme que solo huele a hierba recien cortada, que el cielo y la nostalgia me han llevado a un punto donde solo estoy de niña, observando encantada los cielos de algodón de azúcar
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